UN VIAJE INESPERADO.

UN VIAJE INESPERADO.

Autor: Damaris Tatiana López Pineda.

Todo acaba cuando apenas empieza, y es la triste realidad en la que vivimos sumergidos. A veces por no querer aceptar que todos no nos podemos quedar, y cuando lo quieres aceptar sucede lo mismo de aquella vez. Todo puede empezar por una llamada o una visita que no solías esperar y es esa llamada que te hace llorar, aunque no siempre puede ser de tristeza, también se puede llorar de felicidad, o tal vez la visita a tú familia puede alegrar.

En ocasiones es difícil de entender por qué lloramos cuando de felicidad se trata, hasta el punto de comprender que las lágrimas no rodarán por tus mejillas por muy triste que estés, y es que también se puede ver lágrimas caer, cuando un triunfo acabas de tener, o tal vez un premio que no creías que ibas a obtener, pero las lágrimas que más se han dejado rodar por tus mejillas son las que te delatan cuando no quieres partir de un lugar que te hace feliz, o también cuando un ser querido se tiene que ir, aunque sea a un lugar lejos de ti, tienes la esperanza y la certeza que nuevamente lo verás llegar. A ti al igual que a mi podrá nuevamente saludarte con abrazos y besos que solo son para ti.

Sin embargo, lo más triste es cuando se van a otro mundo a descansar en paz, sin tener tiempo por lo menos de despedirse o sin una razón, donde por lo menos te lo expliquen.

Aunque muy bien sabemos que en donde se encuentran no tiene nada de que preocuparse, porque son seres que sólo desde el cielo podrán cuidarte, aunque muchas veces quieres verlos para gestos o palabras expresarles, y que él o ella puedan escucharte y a la vez hablarte.

Son los anhelos que toda persona desea al igual que yo, sí un ser querido de este mundo a partido, en un viaje inesperado que emprendió sin antes avisarte o informarte cual era el día, la hora o el momento, para que, por lo menos a uno le diera tiempo de prepararse y de seguro que sería más fácil aceptarlo, y tendríamos menos dolor en el corazón.

Pero son las leyes de la vida, las cuales debemos respetar y a la vez aceptar, aunque no son fáciles de admitir y nos cuesta asimilar y hasta a veces resignarnos que nada es para siempre. Y sí así lo fuese, no quiero llegar a imaginar porque de seguro mucha más maldad y rivalidad es lo que se podría esperar.

Por lo tanto, por muy dura que sea la realidad la debemos aceptar y sí una persona un mal te hizo, debes perdonar, que de nada sirve vivir toda una vida llena de rencor y maldad dentro del corazón.

Pero ocasionalmente todo depende de la persona que una vez llegaste a querer, con un gesto o un mal que te hizo empieza a nacer aquel feo sentimiento que se llama rencor, y por más que uno quiera muchas veces no logramos olvidar y entender por qué algunas veces no podemos soltar ese nudo que llevamos dentro, por más que uno quiera dejarlo libre y que lejos de nosotros se vaya, muchas veces este se queda obligándonos a convivir con él.

Y sin darnos cuenta regresa y lloramos de rodillas ante Dios para que nos libre del rencor y es a quien recurrimos frecuentemente para asimilar que el viaje inesperado de aquel familiar que despediste en un funeral lo tienes que aceptar. O tal ves un hasta pronto que tendrás que dar para aquel familiar que tiene que viajar para triunfar a nivel personal o profesional, puesto que en su pueblo natal no se pudo hacer nada, ni mucho menos trabajar, cuando lo único que se quiere lograr, es un mejor futuro para así poder sobrevivir y ser feliz.

Estos son los viajes inesperados que nos hacen reír y también llorar sea de tristeza o felicidad, siempre hay que aceptar porque es la realidad y la verdad es que no se puede vivir engañados para siempre y mucho menos vivir sin felicidad, por que quién no ha llorado por lo menos de felicidad, no sabrá interpretar cuando lo haga por aquella triste realidad de la que ya te he podido comentar en estas líneas que se alargan cada vez más y aunque quiera acabar ya, cada vez recuerdo más, y te las quiero contar en frases cortas que te llegarán al corazón y que en algún momento podrás recordar, a todas esas personas que se han marchado ya., por las razones que te mencioné. Y sí aún no has visto o has tenido un viaje inesperado antes, ya yo te lo he contado y te será más fácil asimilarlo y a la vez aceptarlo, cuando una situación semejante te llegase a pasar, no te diré que será hoy, o mañana o tal vez más tarde, sólo recuerda que debes aceptar que son las leyes de la vida a las cuales nos vamos a enfrentar.

Y ya para culminar, no te vayas a asustar es algo que en realidad nos hace razonar, y cada vez más fuerte seremos y ya es más fácil aceptar cada uno de los viajes que se presentarán. Por el momento solo hay que disfrutar cada día como si fuese el ultimo porque solo tenemos una vida, la cual no hay que desaprovechar muchos menos regalarla, puesto que en la tienda de la esquina o en aquel lujoso almacén no te la podrán vender, por. Es algo que no se puede encontrar como aquel producto de aseo personal, o la ropa que deseas comprar para ir a celebrar.

La vida es sólo una sola que no te viene con indicaciones o advertencias de como podrás usarla y vivirla, y no hablo de una prenda de vestir, hablo de saber vivir sin un mal camino seguir, porque entonces sí que ya sabrás que día se partirá y sé que nadie lejos de casa o de la familia quiere estar, porque son ellos con quienes aprendemos a saber lo bueno y lo malo de esta vida y de aceptar los viajes inesperado que suelen suceder sin avisar.

Tantos he presenciado que es por eso que me animé a escribir en papel y letra lo que me ha tocado vivir. He podido sobrevivir y he sabido asimilar cualquiera de los viajes por muy difícil que sea, y hoy en día, aunque he llorado por seres que han partido a un mundo lleno de paz y tranquilidad, también he llorado de felicidad al saber que viajan, pero pronto regresarán.

Estos solo los viajes inesperados que tarde o temprano llegarán, aunque sea por felicidad o tristeza las lágrimas por las mejillas rodaran y es donde entenderás que no es fácil despedir, pero si es fácil comprender que en el corazón tendrán un lugar de donde nadie los podrá sacar y esperaras ese día donde puedas nuevamente volverlos a saludar.